jueves, 3 de abril de 2014

Delirio en la madrugada

Gracias, Ovalo.


 La una y diez de la mañana y aquí me encuentro, en frente de mi portátil escribiendo en un blog de mal agüero que tienen la suerte de leer 15 iluminados a lo sumo, pero aquí estoy por esos 15 que han decidio navegar por estas aguas turbulentas que es mi mente. Sin duda es un viaje intrépido y muchas veces se hará difícil de seguir, quizás a veces os desaniméis pero debemos vencer juntos esas trabas para llegar al objetivo final (estilo "club de la lucha").

 La vida no es fácil, seguro que ya lo habéis aprendido. Está llena de dolor y sufrimiento, pero es que resulta que nosotros, los propios seres humanos nos esforzamos aún para hacerla un poco más jodida y ,joder, es realmente una mierda que pase esto, pero pasa. Pasa cuando salimos de casa y en el metro ese cabronazo nos ha quitado el sitio porqu ha ido con todas sus ganas a sentarse, pasa cuando vamos conduciendo y nos adelanta el rey de la carretera al lado, pasa cuando estamos antes esa ventanilla y se asoma esa persona amargada con la que somos incapaces de empatizar. Muchas veces somos nosotros mismos los responsables de esto porque sin darnos cuenta hemos provocado la furia de esto ¿pero quién es el gilipollas que piensa esto? Coño la culpa nunca es nuestra, si ese cabrón que nos pasa nos pita y nos saca el dedo corazón porque previamente le hemos roto el espejo retrovisor, la culpa es definitavemente suya por ser un capullo integral y se merecía que el puto espejo saliese disparado, que se lo pague su puto seguro.

 No, no he roto el espejo a algún hideputa mientras conducía (aunque no me falten ganas de ello [el conducir claro]). Pero siento la necesidad de decirle al mundo que lo siento mucho, pero los cabrones y mamones son ellos, no yo. Y como creo que esto es un sentimiento compartido por un alto porcentaje de la población lo reflejo por aquí, un sitio de acceso público que cumple todos los requisitos democráticos posibles para que la gente se lo crea (es decir, un sola persona controlando el contenido pero que muchas pueden comentar, aunque realmente no sirva para nada, esto es el actual sistema social vigente). Pero no quiero cansaros con política a estas inmundas horas, os vengo a contar la historia de (pongamos un pseudónimo para conservar el anónimato) Ovalo, no Óvalo, sino O-va-lo, osea como se lee. Pongamos que nosotros como buenos ciudadanos vamos a comprar a un Mercadona o a un Dia y hay un señor que nos abre la puerta cada vez que vamos a acceder o salir del establecimiento. Este señor es de etnia (o raza que es lo mismo) negra, la mayoría de gente pasa de largo y ni se preocupa por interesarse mínimamente por la otra persona, no ya porque sea negra, extranjera, pobre...etc sino porque realmente nos importa poco la vida de los demás, su estado de salud...etc. ¿Hasta que punto hemos llegado las personas que somos incapaces de preocuparnos de quién tenemos en frente? Qué estamos viendo que es igual que nosotros, un humano, dos brazos, dos piernas, respirando...y simplemente pasamos de largo sin ni siquiera darle los buenos días. Probablemente la persona que nos está abriendo la puerta con una sonrisa y saludándonos sepa más de la vida de lo que realmente pudiera conocer una persona cualquiera, ya que para que ese tío haya llegado hasta allí ha tenido que recorrer innumerables aventuras y desventuras.

 Pongo como ejemplo a este tal Ovalo. Ovalo es una persona negra, de aproximadamente metro ochenta y con una complexión robusta pero atlética, con pelo y ojos negros. Este tio que malhabla el castellano ni os podéis imaginar de dónde viene o cuáles son los malabares que hace para sobrevivir, sino ya él solo con una familia. Ovalo es un "sinpapeles" es una persona que legalmente no puede estar aquí, si se enteran de que reside aquí se debe iniciar un proceso de repatriación que le llevaría a la expulsión de esta tierra. Para llegar a dónde esta, a la puerta de un Dia ha tenido que salir de Nigeria (muchos no sabréis dónde queda así que os dejo este mapa).

 Este tio se ha recorrido toda la distancia que podéis ver hasta llegar a Madrid, es decir más de 4.000 kilómetros. Este recorrido ha tenido que hacer la mayor parte a pie, sin otra ayuda que la de sus santos cojones para atravesar literalmente todo el Sáhara, su viaje fue una especie de peregrinaje aunque la mayor parte la hizo acompañado, ahora su meta es conseguir los papeles, volver a su país a por lo que le queda de familia (a lo cuál me ha invitado) y finalmente establecerse aquí, en España. Pero no nos adelantemos, recorrerse el Sáhara es un viaje peligroso, la cantidad de peligros y situaciones arriesgadas que se ha tenido que encontrar este tio no pueden ser escritas, ha tenido que ver morir a sus compañeros sin poder hacer nada para ayudarles, ha tenido que mendigar hasta que podía dar el siguiente paso y avanzar de población en población, de pueblo en pueblo por carreteras peligrosísimas, pudiendo morir en cualquier momento como la mayoría de esta gente que emprende estos desesperados viajes y sin embargo lo ha logrado, ha llegado por fin a tierra segura, puede que no coma todos los días y que pase frío y necesidades, pero en fin, supongo que mejor eso a ver cómo te mueres lentamente, su vida es una búsqueda, es como "La Busca" de Baroja dónde nos relata las peripecias de un niño mendigo en Madrid durante el sXIX.

 Ovalo después de atravesar el desierto, llegó a Argelia y después a Marruecos sin dinero, sin comida, sin un familiar que le brindara comprensión, sin una persona que se preocupase por él, le hiciese la cena todas las noches o le diera un beso cuando le viera. Sin un grifo de agua que le saciara la sed en los momentos más secos y sin un frigorífico que le calmase el hambre en los peores momentos, así como sin más ropa que la que llevaba puesta, para que muchos nos estemos quejando de ese puto modelito que está en el Zara. Ovalo es un luchador, un superviviento...es una ser humano y por mucho que tratemos de negar esto es así señores y señoras, las personas que están mendigando son personas y tienen su historia como cada un@ de nosotr@s, ya podrá ser más feliz o triste tienen un pasado y han tenido o tienen unos familiares que les están esperando. En fin qué os voy a contar que no os estéis imaginando ya. En vez de ignorar al prójimo lo que deberíamos hacer es ayudarle, no dispararle cuando se nos acerca a nuestra casa o a nosotros mismos. Nos creemos superiores a esas personas, nos creemos con el derecho de ignorarlas y marginarlas, en serio ¿Quién coño nos creemos?                                                                                                                                                                 
No somos nadie.

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