martes, 22 de julio de 2014

Artículo estival e inesperado por la rápida sucesión de los fechos que se cuentan a continuación




Encontrábame yo, inocente de mí, leyendo una revista de temática supuestamente geográfica cuando un artículo llamó especialmente mi atención; no se trataba del artículo que relata la paulatina y cada vez más rápida extinción de los elefantes ni tampoco un mediocre artículo sobre las tabacaleras en Cuba –cuya lectura me ha animado a probar el sabor de un puro habano, cosa que no he hecho pero seguramente haré pronto- sino de algo que no había oído en mi corta existencia y probablemente sus mercedes tampoco porque vivimos en un país de gilipollas porque nos encontramos ciegos y sordos con todas las circunstancias que pasan en nuestro día a día y nos alejan del mundo exterior…hasta el punto de creernos que la tierra no gira y que los días pasan sin pena ni gloria.

Pero no es verdad, los días pasan y las noches también pasan y lo que a nosotros nos puede parecer otro verano más insípido, como bien dice la canción de LA POLLA RECORDS, toda la puta vida igual, para otros cada día hacen algo cuanto menos asombroso. Voy a centrarme, como bien he empezado y mal degenerado, en el artículo que acabo de leer en la revista GEO (primera vez que la compro en mi vida pero es que los asuntos socorriles requieren de armarse de buena lectura por las mañanas) que es una revista como he empezado diciendo de supuesta temática geográfica. Por lo que extrañamente llama mi atención un artículo cuyo título reza CIENCIA: BRICOLAJE CON LA VIDA “Se autodenominan biohackers y manipulan bacterias y genes como si fueran piezas de Lego. Juegan con el origen de la vida en patios traseros o cocinas de casas compartidas. ¿Cualquiera puede hacerlo?”.
              






    Tal título es como poco tenebroso, oscuro…enseguida se me vino a la cabeza la imagen de un Doctor Frankenstein jugando en su cuarto de la residencia de estudiantes con un cadáver y varios órganos (recomiendo encarecidamente ahora que estamos en los meses estivales la lectura de este maravilloso y sorprendente libro, que no es más que un retrato sobre el alma y la psiqué humana Frankenstein o el moderno Prometeo. Pues tal y como iba diciendo me precipité enseguida a la lectura del artículo –que para quién quiera leerlo y disponer de esto cuando guste le diré el número de la revista revista GEO número 326 www.mundo-geo.es -.
               
    Básicamente trata sobre la aventura del redactor en EEUU y su periplo por los distintos lugares que acontece visitar en materia de biohacking, de cómo se están organizando pequeños laboratorios comunes con el supuesto objeto de acercar la “ciencia” a todo el mundo, como democratizar esta ciencia moderna (como si no estuviese ya suficientemente democratizada, por desgracia) a base de construir mini-laboratorios con un material que es desechado por los grandes laboratorios de las numerosas farmacéuticas siempre ávidas por descubrir las curas contra los grandes males del ser humano ya sea cáncer, alzhéimer, VIH…etc. Y que no invierten la mayoría de su presupuesto en pastillas y cremitas para adelgazar, que no se nos caiga el pelo, que quiten los granitos de la cara…etc (nótese amable lector el uso indiscriminado de la ironía). Pero claro, he olvidado un detalle fundamental…y sí, es que somos seres humanos, posibles de todo lo mejor y todo lo peor, de las cosas más altas y las cosas más bajas. Por supuesto esto no tiene disculpa pero cómo esto hay mil cosas más como el genocidio en Palestina por parte de los sionistas, pero este tema no quiero hablarlo ahora por ser tema que me eleva la temperatura de la sangre hasta extremos completamente insanos, si algún sionista israelí que apoya lo que han hecho estos últimos 50 años en Palestina está leyendo esto, sepa que le deseo lo peor hasta puntos completamente depravados e inimaginables de lo horrendos y dantescos que son.
              
   Como iba diciendo antes de cagarme en la madre de los sionistas asesinos mi sensación al terminar de leer este artículo fue la de profunda tristeza, la sensación de no encontrar ningún amparo en este mundo cruel y sádico. ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Siempre hemos sido así?
              
    No contentos con la destrucción que provocamos al planeta ahora pretendemos erigirnos por encima de todo lo que nos rodea y autoproclamarnos dioses creadores. Para entendernos si el planeta tuviese un año de vida, nuestro tiempo en él se reduciría (hablo como homo neanderthalensis sapiens u homo sapiens a falta de saber si en mí se encuentra algo de genoma neandertal) a quizás con suerte a 12 horas. Llevando esta mínima cantidad de tiempo habitando este nuestro planeta ya nos creemos con derecho a manipular todo lo que nos rodea; no sé…cómo puedo haceros comprender; si invitáis a alguien que no conocéis de nada a vuestra casa y le invitáis solo porque vuestro conocido os lo pide, ¿os haría mucha gracia que se tirase en el sofá cogiese el mando de la TV y se pusiese a hacer lo que le saliese de sus gónadas cosas tales como meter la mano en la pecera, joder a vuestro perro, arrancaros hojas de las plantas que tengáis y mearse y cagarse por toda la casa?  No, ¿verdad? Pues haciendo un muy superior esfuerzo de superposición y salvando las abisales diferencias es lo que viene haciendo el “hombre moderno” en el planeta, fecho agravado considerablemente en los últimos cinco siglos, invenciones tales como la energía nuclear, la construcción indiscriminada de autopistas, ciudades, fábricas, minerías salvajes, armas, insecticidas asesinos y demás infinita larga lista de mierdas que cuelgan sobre el ser humano serán todas las pruebas presentadas para abocarnos hacia el más oscuro apocalipsis que pueda existir sobre la faz de nuestra tierra.
              
     Además lo más horroroso del artículo es la ligereza y despreocupación con la que se trata el tema y aún se burla de que en Europa estos laboratorios clandestinos están más controlados que en EEUU dónde hace la comparativa con la Conquista del Oeste, una tierra sin ley sujeta a toda clase de experimentos, eso sí nos tranquiliza un poco al aclararnos que los biohackers no son bioterroristas; menos mal señor. Incluso el mismo Bill Gates hace una sorna con la siguiente frase “Si yo fuera adolescente ahora hackearía biología, sintetizar el genoma y crear vida artificial: todo aquel que quiera transformar realmente el mundo debería empezar por ahí, por los genes”. ¡Qué prepotente es el ser humano que no llevando nada ya quiera “transformar el mundo”! ¡Y que corto se quedó Huxley con su distopia en Un Mundo Feliz! El ser humano puede llegar a ser realmente algo espantoso y demoníaco. A dónde llegaremos con toda esta locura, estos modernos alquimistas que han perdido toda mínima noción de rumbo, este actuar por actuar y jugar con los componentes de la vida como si se tratase de un juego de construcción. Estas personas que siguen una filosofía de vida que no pueden llegar a entender, lo peor de todo es que no quieren llegar a ninguna parte, suponen que por el azar encontrarán algo y todo…¿para qué? ¿Dinero, reconocimiento, fama…una mezcla de todo?
              
   Esta sociedad que idolatra a Steve Jobs mientras que otros personajes y héroes de vital importancia permanecen día a día actuando en el anonimato, sin importarles una mierda salir en la portada de una revista o ganar millones y millones de euros. No, no quiero hablar de masas, quiero hablar de personas de verdad, de seres humanos y no de simples seres-máquinas que siguen la dinámica impuesta por una fuerza que desconocen que les guía hacia el abismo.
             

  Siento quedarme corto, pero aunque no lo parezca he expresado mucho en tan corto texto.